Isla de perros

Isla de perros

Esta película de animación clásica, fotograma a fotograma, no es en si un ejemplo de lo que West Anderson hace o puede hacer.

Algo fría en su tratamiento, muy japonesa diría yo, te deja un poco indiferente ante la historia que cuenta y que subyace en el fondo.

La eliminación de los seres más te querrán siempre, aunque los maltrates, es un ejemplo de lo que la sociedad está haciendo con determinadas personas y cosas que no son “útiles” para los intereses de los que, como siempre, llevan las riendas.

Extraordinaria en su ejecución los movimientos son tan fluidos y coordinados que da la impresión de ser casi reales.

Un ejemplo del trabajo de la artesanía tanto en la fabricación de los personajes y elementos que aparecen en pantalla como de los efectos visuales que nos muestran (espectaculares las peleas con algodón).

Una música muy acorde con el tempo de la película que, como digo, se me hace un poco demasiado japonesa, por los carteles de los capítulos, la falta de expresión en determinados momentos y la frialdad de ciertos movimientos tanto de cámara como de los personajes.

Para pasar un rato.